martes, 29 de mayo de 2012

Libertad



No es verbo, sino antojo de libertad,
que del Apocalipsis nace la verdad muerta,
la mitad partida por la mitad.

De la próxima destrucción, arma en mano,
aniquilación en todos lados.

Y la espada que se sumerge en el Leteo,
de las palabras, del tiempo muerto
en el Olvido de los Dioses.

Lucharé por la libertad que encadenan
estos pobres desgraciados, hijos de puta
malnacidos, de la mano que mece la cuna
del Mundo.

No hay país, ni fronteras.
Cara a cara de este dado
que no deja de girar sobre el tablero
de la guerra.

Y encontrar en la Naturaleza las raíces perdidas,
entre los seres más oscuros
de los cuentos más bonitos
que se han escrito nunca.